Docentes:

Docentes: Alex Adrian Rivera Santacruz, Olga Liliana Benavides Torres y Ligia Del Carmen Arroyo Estrada, Institución Educativa: El Rosario, Miranda Cauca, Colombia



La experiencia que aquí se presenta hace parte del Proyecto Virtual Renovación de la Didáctica en el Campo del Lenguaje para los Primeros Grados de la Escolaridad, desarrollado por el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe, CERLALC. Se trata de un proceso de formación, sistematización e investigación en el aula, desarrollado durante un año, cuyo propósito central es la transformación de las prácticas de enseñanza del lenguaje. Cohorte 2010, financiada por el Ministerio de Educación Nacional de Colombia, en la que participaron 120 docentes en ejercicio, de los primeros grados de escolaridad.

Fase 2: "La Narración, Promotora de la expresión Oral"


Fase 2
La Narración, Promotora de la expresión Oral

En el salón de clase es posible favorecer la expresión oral a través de la narración, por medio de lecturas de cuentos y su análisis se permite a los niños que expresen sus opiniones sobre los cuentos escuchados y que construya otros a partir de estos, como: historietas, álbumes o frisos, compartiendo también sus creaciones con sus compañeros y compañeras. Estas actividades han promovido en el aula el respeto por el otro, el valorar la opinión de los demás y la propia, practicar las pautas de interacción observando como en diferentes contextos las aplican así como también el adquirir la lectura y escritura. […Es necesario que en las aulas los niños se vinculen a diversidad de géneros orales y se involucren en diverso tipo de situaciones de habla (formales e informales) con funciones distintas. Así las cosas, habría tres ejes centrales para orientar el trabajo sobre oralidad:
1. Un sistema de principios (que hemos venido construyendo en este módulo).
2. Una apuesta por la diversidad de géneros discursivos (y tipos textuales).
3. Una apuesta por la diversidad de situaciones de habla con funciones diferentes…] (Pérez, 2008). Para ello, se llevó a cabo en clase, lo siguiente:

 Se realizó lectura de imágenes a través de carteles: descripción de personajes y escenas del cuento y participación de padres de familia en la lectura del cuento para que luego los niños hicieran sus intervenciones:

D: ¿Cómo estaba Choco al iniciar el cuento?
E1: Triste
E2: Solo
D: ¿Con quién se encontró primero Choco?
E3: Con la señora Zorra
D: ¿Luego con quién habló Choco?
E4: Con la señora Coala
D: ¿Cuál fue la tercera señora con la que se encontró Choco?
E5: Con la señora gata
D: ¿Cómo expresó Choco su tristeza?
E6: Llorando
D: ¿A quién vio Choco recogiendo manzanas?
E7: A la señora Oso
D: ¿Qué le hizo la señora Oso a Choco, qué lo hizo sentir alegre?
E8: Lo escucho
E9: Le dio un abrazo
E10: Le dio un beso
E11: Cantaron juntos
D: ¿Choco, Cómo se imaginó a la señora Oso?
E12: Se la imagino con rayas amarillas en las patas
E13: Con plumas y pico
Los estudiantes manifestaron oralmente a la madre de familia los hechos escénicos del cuento,  quien plasmó a través de dibujos la construcción de un texto narrativo (historieta) que cuenta la narración secuencial del cuento Choco encuentra una mamá.  Luego los estudiantes realizaron una narración oral de la historieta.
Se utilizó la estrategia grupal para que los niños expresaran sus opiniones en un ambiente informal, ya que, este contexto es más fácil para ellos y están más acostumbrados  a expresar sus opiniones entre sus compañeritos que en uno formal. (Se ubicó a los estudiantes en grupos de cuatro y se les entregó los stickers o las cartulinas haciendo lectura de imágenes y comentando las características más representativas de los animalitos que traen los stickers.) Se explicó al estudiantado la importancia de trabajar en grupo y así construir una muy buena historia en  un mini- álbum […Cuando los niños comienzan a hablar en un grupo, descubren que sus palabras producen efectos, que su voz congrega las miradas de los otros. Así, a través de su voz el niño se descubre perteneciente a un grupo. En las voces de los otros descubre si es reconocido, valorado, ignorado, querido. Es en el terreno del lenguaje oral que el niño va descubriendo su lugar en la conversación, que es un lugar social…] (Camps, 2005)


Después tuvieron la oportunidad de ejercitar y  aprender a utilizar el lenguaje oral formal dirigiéndose a un público para mostrar su trabajo. (Cada grupo de trabajo, eligió un representante del grupo, el cual leyó a los demás estudiantes la construcción narrativa, luego de leer se comentó cada texto socializado.) […Es común pensar que los niños no hablan en clase porque son tímidos o porque no dominan los elementos formales del lenguaje oral, si bien eso es parcialmente cierto, es igualmente cierto que los niños no hablan en espacios formales, en muchos casos, porque no tienen sobre qué hablar. Se requiere generar las condiciones para que los niños puedan hablar, lo que significa preparar los temas, preparar, igualmente, las intervenciones, generando las condiciones para el éxito en las mismas. Para esto se deben abrir situaciones en las cuales los niños puedan participar activamente en diversidad de usos de la lengua oral, con diversas funciones, y diversidad de géneros discursivos (descriptivos, narrativos, conversacionales, instructivos, predictivos, explicativos, argumentativos y retóricos)…] (Pérez, 2005)

[…Ir ganando una voz en el grupo supone avanzar en la construcción del sistema de reglas que posibilitan la existencia de mi voz, de las demás voces…](Pérez, 2005). Así mismo, tuvieron la oportunidad de afianzar las pautas de interacción: pedir la palabra, escuchar, respetar el turno, valorar la opinión suya y del otro, etc. (Cada historia se enriqueció cuando al haber finalizado cada friso, el grupo de trabajo eligió a un representante para que narrara a los compañeros su creación narrativa, haciéndolo frente a sus compañeritos y quienes escucharon se ubicaron cada uno en su pupitre en orden y silencio,  así, socializaron la voz en clase, y luego de cada narración se comentó acerca de lo narrado, democratizando la comunicación con sentido en clase.) [… La base para la construcción de la voz que posibilite multiplicidad de interacciones supone la existencia de reglas y pautas de la interacción (respetar los turnos, pedir la palabra, escuchar, preguntar, responder preguntas, explicar sus puntos de vista, defender una opinión), así como la regulación de las mismas. Ese sistema de reglas es una prioridad de la pedagogía de la expresión y del lenguaje, y debe construirse paulatinamente en las aulas, igualmente debe velarse por su mantenimiento y consolidación…] (Pérez, 2005)




Con base en lo anterior, se hace necesario que el profesado asuma una actitud de cambio en los procesos pedagógicos que orienta y hacer de estos un proceso didáctico intencionado, porque para todos es claro que fundamentalmente lo que se hace en un aula de clases es hablar. Incluso las actividades referidas al “hacer” generalmente están acompañadas de alguna modalidad de habla: hay instrucciones, petición de aclaraciones, órdenes, recomendaciones, orientaciones. (Pérez, 2009) Si al pensar en un aula de clases de los primeros grados, nos preguntamos cosas aparentemente obvias como ¿quién habla? ¿Para qué se habla?, ¿cómo se habla?, ¿quién decide quién y cómo se habla?, aparecerán ante nosotros muchos elementos a veces invisibles en la cotidianidad de la vida de las aulas. Por esta razón, nos interesa que contemos con criterios que posibiliten observar, analizar e interpretar diferentes elementos que intervienen en las prácticas del lenguaje oral que existen en las aulas, pues consideramos que una mirada investigativa, reflexiva sobre la práctica, brinda elementos para repensar el diseño de situaciones de oralidad que promuevan en nuestros niños la construcción de una voz.
Algunos estudios sobre oralidad en las aulas indican que si bien en las clases se habla, y se habla mucho, esos procesos están regidos por lo que se ha dado en nombrar como la ley de los dos tercios (Edwards y Mercer, 1988): dos tercios del tiempo habla el docente y un tercio los estudiantes. Ese tercio que corresponde a los estudiantes se reduce a casi nada, pues si tenemos 30, o más, alumnos por aula, como es el caso de Colombia, y aplicamos la implacable regla de tres, notaremos que realmente el tiempo para la voz de los estudiantes tiende a cero. Pero como estamos en un curso que tiene tono propositivo, de lo que se trata es de remover esas leyes, esos imaginarios, e intentar diseñar situaciones que enfrenten esta compleja situación, por supuesto sin desconocerla.
A este duro diagnóstico debe agregársele otro de carácter cualitativo desde preguntas como ¿Y cómo hablan los que hablan, si es que hablan? ¿Por qué callan los que callan? ¿Cómo hablan los niños en esos breves espacios? ¿Qué ocurre con lo que es dicho en la clase, es retomado como parte del tejido discursivo? ¿O se habla para participar, pero el contenido de lo dicho no afecta el discurso colectivo? (estaríamos frente a una extraña idea de participación: participar sería intervenir para decir algo que no será tenido en cuenta) ¿Qué tipo de situaciones de oralidad se promueven? ¿Cómo se regula el habla? ¿Realmente hay diversidad de discursos orales? ¿Cuáles son las relaciones entre el uso de la lengua oral y las reglas de interacción? Y en definitiva ¿qué tipo de ciudadano, que tipo de sujeto, se promueve desde esas prácticas orales?




A partir de lo realizado en la secuencia didáctica  y lo leído en los diferentes textos del curso de lenguaje, nos damos cuenta de la importancia de desarrollar en los niños y niñas la construcción de esa “voz social” en la escuela. Teniendo en cuenta que su construcción es importante para la vida personal y social. El primer reto se relaciona con algo que es indiscutible: la necesidad de que desde la educación formal se construyan las condiciones para  la participación y para la vivencia de las primeras formas de ciudadanía y democracia. Ya que  a través del lenguaje oral que ocurren las interacciones y que se construyen los vínculos sociales y los vínculos afectivos. En este marco, el trabajo sobre el lenguaje no es un fin en sí mismo, sino una condición de la vida social.

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